miércoles, 2 de diciembre de 2009
La gestión de Cristina
La cuestión de género, siempre esta presente. Especialistas afirman que a la mujer se le ha asignado una “posición asimétrica basada en atributos como la debilidad, dependencia, también lo emocional por sobre lo racional, lo doméstico sobre lo público”. Este discurso argumenta virtudes y defectos de personas, así también como sus competencias profesionales. A la vez, resulta extraño escuchar de una mujer con poder la idea del género, ya que recurrentemente esta asociada con el pedido de comprensión, que, en cierta forma, ratifica el prejuicio social de la debilidad de la condición femenina.
La doctora en Ciencias Sociales y especialista en Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Marina Becerra considera que por el sólo hecho de ser mujer, a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se le dificultan aún más las cosas en base a este tipo de prejuicios. Cabe destacar que uno de los componentes más sobresalientes del voto a que la condujo a la Presidencia, es que, a pesar de ser la primera mandataria electa por voto popular, no cuenta con el apoyo de género que podría esperarse. De hecho, hay quienes la perciben como autoritaria, otras como artificial o frívola.
Además, el género es pensado como dimensión constitutiva de las relaciones sociales y su vinculación con estructuras de poder, establecieron que el orden “natural” y hegemónico es masculino y heterosexual. La dimensión del género permite entonces, pensar en las formas de las relaciones de poder, sus dispositivos y su funcionamiento.
Durante su campaña electoral, Cristina se amparó en la condición de género, dándole mayor participación a la mujer en cargos administrativos. No obstante, más allá de sus tres edecanas, en el resto de su gabinete de los 151 cargos más importantes del país, sólo 26 son ocupados por mujeres. De ellos, se desprenden: Nilda Garré, quien ocupa el cargo de ministra de Defensa; Alicia Kirchner, titular de la cartera de Desarrollo Social; Débora Giorgi, al frente del Ministerio de Producción y por último, María del Carmen Alarcón, quien ocupa el cargo de secretaria de Integración Nacional, Secretaría dependiente de la Jefatura de Gabinete. “Creo que, en base al género, se avanzó en parte; como el caso del ministerio de Defensa con la inclusión de Garré, pero en lo referido al género, todavía faltan derechos fundamentales”, destacó Becerra.
A pesar de ello, si Cristina Fernández, según afirman especialistas, posicionara lo femenino en una centralidad del poder y, además desplegara políticas de discriminación positiva como la violencia doméstica; la despenalización del aborto; la educación sexual y, en general, la igualdad de género, entre otras cuestiones pendientes. “Fundamentalmente, considero que hubo conquistas importantes pero todavía faltan derechos básicos, entre ellos el derecho a disponer del propio cuerpo, el derecho al aborto legal”, afirmó Becerra.
El estudio “Políticas públicas de equidad de género: Las trayectorias bifurcadas de Argentina y Chile”, desarrollado por las doctoras Mariana Carminotti y Ana Laura Rodríguez Gustá, miembros del Centro de Estudios Desarrollo y Territorio (CEDET) y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), asegura que la Argentina es un país con una “trayectoria bifurcada en cuestión al género”. No obstante, en cuanto a la incorporación de mujeres en el poder legislativo, se ha convertido en un caso destacado, por lo cual, el panorama político y la figura del Congreso se han modificado notoriamente en lo que a mujeres respecta, ya que el 40 por ciento de la Cámara de Diputados y el 39 del Senado, son cargos ocupados por mujeres. De esta forma, pasa a ocupar el sexto lugar a nivel mundial en el “Ranking de mujeres en los Parlamentos de mundo”.
Además, así como lo menciona dicha investigación, durante la primera presidencia de Carlos Menem se sancionó la Ley 24.012 de “Cupo Femenino”. Esta misma, que rige desde 1991, sostiene que aquellas listas que se presenten formalmente en una elección “deberán tener mujeres en un mínimo del 30 por ciento de los candidatos a los cargos a elegir y en proporciones con posibilidades de resultar electas. No será oficializada ninguna lista que no cumpla estos requisitos”.
A pesar de esto, la Argentina, aún con una mujer en el Poder Ejecutivo, es una de las pocas naciones en no contar con un Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades entre varones y mujeres.
En 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la creación del Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer (CEDAW ‘Committee on the Elimination of Discrimination against Women’). Este mismo, según afirma el estudio, “haría de la inclusión de las mujeres en la esfera gubernamental y del impulso de políticas de equidad y estado, dos de sus principales objetivos”. Este comité insita a los gobiernos a tomar las medidas que sean necesarias para así poder terminar con la discriminación contra la mujer, ya sea en la política como en lo que se refiere a su participación en la “formulación de las políticas gubernamentales; en la ocupación de cargos públicos y, ejercer todas las funciones públicas en los planos gubernamentales”.
Por otro lado, a pesar de las grandes críticas que se le han hecho a su gobierno en base a las medidas tomadas a lo largo de su mandato, un estudio reciente de la consultora CEOP, indica que la imagen de la presidenta ante la sociedad se ubica entre el 46 y el 52 por ciento. En cierto punto, recuperó la popularidad con la que asumió a fines de 2007; ya que durante el 2008 había descendido hasta posicionarse en un 20 por ciento debido al conflicto con el sector agropecuario.
Este incremento tiene un anclaje en ciertas medidas que el gobierno tomó en los últimos meses.
Algunos afirman que la utilización de la “carta de género” por parte de Cristina forma parte de una victimización y que recurre a su condición de mujer en forma de “escudo” frente a cualquier tipo de críticas; como cuando dicen que es incapaz de “llevar un país adelante”, que por el sólo hecho de ser mujer es “débil e ineficiente”. No obstante, a punto de cumplir dos años al mando de la Presidencia de la Nación, hoy por hoy, los números están a su favor.
Gisela Cruz
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