En el Museo de Bellas Artes de Vitoria, España, se realiza la exposición, Violencia de Género en Pakistán, que ganó el primer premio en el certamen de este año del Foto Pres. En la muestra se pueden ver los rostros de distintas mujeres pakistaníes que fueron deformadas con ácido a causa de la violencia que ejercieron sus padres, maridos, familiares o vecinos. La serie, compuesta por quince fotos, está firmada por Emilio Morenatti, un fotógrafo andaluz que ha cubierto guerras en Pakistán, Oriente Medio o Afganistán, donde en el mes de agosto perdió un pie al ser alcanzado por una mina antitanque.
“Pronto vi que detrás de cada una de las mujeres había una historia, y, aunque soy un malísimo retratista, se convirtió en un desafío el poder reflejar, con ayuda de mi mujer, toda esa violencia doméstica”, declara Morenatti. En cada una de sus fotografías refleja la realidad del sufrimiento y la dignidad de estas mujeres de la zonas rurales, jóvenes y bellas, que un día fueron marcadas por la machismo.
Las imágenes van acompañadas de textos en los que se narra cada una de las historias atroces que han marcado sus caras. Son historias como la de Kanwal Kayun, que tuvo que abandonar su sueño de trabajar como azafata de vuelo tras ser rociada con ácido por el hombre del que se había divorciado. Por otro lado, se encuentra Subira Sultana fue fue marcada por su familia política, cuando estaba embarazada porque los parientes de su marido consideraron que no había aportado suficiente dote al matrimonio.
Mucho más joven que Subira, con cinco años, Najaf Sultana perdió la visión y sufrió graves lesiones en su cara cuando su padre le echó ácido porque no quería más mujeres en la familia. Mientras que en ese mismo lugar se encuentra , Nalia Farhat, que también de niña fue atacada cuando iba a la escuela por un vecino al que había rechazado para casarse, con la complicidad del maestro de la pequeña. Shammem Akhter fue violada por tres hombres y posteriormente quemada, y no denunció a sus agresores por miedo. Tampoco lo hizo Shehnaz Usmamm, madre de cinco hijos, que sufrió la agresión mientras dormía y nunca delató a su agresor.
En el trabajo han colaborado las asociaciones Depilex Smile Again Foundation y Acid Survivors Foundation, que ayudan a las víctimas de los ataques con ácido de Pakistán.
En 1997 se creó en Dhaka, la Organización de Sobrevivientes al Ácido ( Acid Survivors Foundation) que cuenta con un albergue, un área de atención hospitalaria y consejería. La asociación también realiza un programa de prevención que consiste en advertir a la población que arrojar ácido a una mujer es un delito castigado con la pena de muerte.
Los ataques ácidos son un fenómeno violento que ocurre sobre todo en sociedades asiáticas del sur, tales como India, Paquistán y Bangladesh. Son perpetrados casi siempre por hombres contra mujeres. El agente químico usado en estos ataques es generalmente ácido clorhídrico fácilmente disponible y accesible en países asiáticos del sur como limpiador. Este producto químico se ha convertido en un arma popular en ataques contra las mujeres que rechazan propuestas sexuales y ofertas de unión hechos por los hombres.
“Pronto vi que detrás de cada una de las mujeres había una historia, y, aunque soy un malísimo retratista, se convirtió en un desafío el poder reflejar, con ayuda de mi mujer, toda esa violencia doméstica”, declara Morenatti. En cada una de sus fotografías refleja la realidad del sufrimiento y la dignidad de estas mujeres de la zonas rurales, jóvenes y bellas, que un día fueron marcadas por la machismo.
Las imágenes van acompañadas de textos en los que se narra cada una de las historias atroces que han marcado sus caras. Son historias como la de Kanwal Kayun, que tuvo que abandonar su sueño de trabajar como azafata de vuelo tras ser rociada con ácido por el hombre del que se había divorciado. Por otro lado, se encuentra Subira Sultana fue fue marcada por su familia política, cuando estaba embarazada porque los parientes de su marido consideraron que no había aportado suficiente dote al matrimonio.
Mucho más joven que Subira, con cinco años, Najaf Sultana perdió la visión y sufrió graves lesiones en su cara cuando su padre le echó ácido porque no quería más mujeres en la familia. Mientras que en ese mismo lugar se encuentra , Nalia Farhat, que también de niña fue atacada cuando iba a la escuela por un vecino al que había rechazado para casarse, con la complicidad del maestro de la pequeña. Shammem Akhter fue violada por tres hombres y posteriormente quemada, y no denunció a sus agresores por miedo. Tampoco lo hizo Shehnaz Usmamm, madre de cinco hijos, que sufrió la agresión mientras dormía y nunca delató a su agresor.
En el trabajo han colaborado las asociaciones Depilex Smile Again Foundation y Acid Survivors Foundation, que ayudan a las víctimas de los ataques con ácido de Pakistán.
En 1997 se creó en Dhaka, la Organización de Sobrevivientes al Ácido ( Acid Survivors Foundation) que cuenta con un albergue, un área de atención hospitalaria y consejería. La asociación también realiza un programa de prevención que consiste en advertir a la población que arrojar ácido a una mujer es un delito castigado con la pena de muerte.
Los ataques ácidos son un fenómeno violento que ocurre sobre todo en sociedades asiáticas del sur, tales como India, Paquistán y Bangladesh. Son perpetrados casi siempre por hombres contra mujeres. El agente químico usado en estos ataques es generalmente ácido clorhídrico fácilmente disponible y accesible en países asiáticos del sur como limpiador. Este producto químico se ha convertido en un arma popular en ataques contra las mujeres que rechazan propuestas sexuales y ofertas de unión hechos por los hombres.
En esta muestra el fotógrafo Morenatti realiza una denuncia a la situación que viven estas mujeres en los distintos lugares del mundo, y que a pesar de sensibilizar por la crueldad que se ve en sus fotografías, es la realidad que día a día tienen que enfrentar.
Carolina Villalba
Carolina Villalba
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