Un estudio realizado de la Coalición Nacional, integrada por diversas organizaciones sociales, revela que el 88 por ciento de mujeres indígenas bolivianas son víctimas de algún tipo de violencia frente a un 12 de los hombres. De allí se desprende que 439 mujeres que son asesinadas por esposos, amantes, concubinos, parientes o vecinos, tan sólo 18 casos tienen sentencia y 2 se encuentran en tramitación.
Las mujeres bolivianas pertenecientes a esta etnia sufren más violencia que las de otros pueblos y clases sociales. Además, desde el Estado no hay leyes progresistas para erradicarla, sino que se fomenta la reconciliación con la pareja ante apenas un caso de violencia.
Durante el primer semestre de 2009 se produjeron 17 femicidios en Bolivia, según el registro que publica el Observatorio 'Mañuela' violencia, feminicidio y mujeres en riesgo del CIDEM (Centro de Información y Desarrollo de la Mujer). Por otro lado, el Servicio Alternativo Psico-Socio-Legal de la organización informó que de 203 mujeres en situación de violencia, sólo el 28,5 por ciento de las víctimas denunciaron haber sido amenazadas de muerte, intentos de asesinato y violencia extrema por golpes con objetos contundentes, quemaduras en la cara y el cuerpo; haber sido obligadas a ingerir alimentos envenenados o ser atacadas con armas punzo cortantes.
Actualmente, ser mujer, indígena y pobre en Bolivia expone en experiencias cotidianas, con nombres y apellidos, la raíz cultural de la violencia de género. En otros sectores de esta misma sociedad la violencia que los hombres ejercen sobre las mujeres también las convierte en víctimas de una situación que tiene su explicación última en el patriarcado, una matriz cultural que trasciende las barreras geográficas y se registra en sociedades que en apariencia se describen como desiguales.
Gisela Cruz
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