Según publicó el informe “Proyecto para el mejoramiento del Programa Nacional para la Prevención del Cáncer de Cuello de Útero”, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los últimos años, no hubo descenso de la mortalidad de esta enfermedad. De hecho, en la Argentina, por año, se diagnostican alrededor de tres mil nuevos casos de esta enfermedad.
Además, en la Argentina, la provincia de Salta, después de Buenos Aires, es la que presenta más casos de mortalidad por este tipo de cáncer, según reflejan cifras oficiales, allí mueren 80 mujeres por año.
El principal método de detección del Cáncer de Cuello de Útero es el Papanicolaou (PAP), al que todas las mujeres pueden acceder de forma gratuita, ya que este estudio detecta la enfermedad antes de que esta se convierta en tumor. Contraída esta patología, la única alternativa es una vacuna.
La vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (HVP, en inglés Human Papiloma Virus), se divide en dos tipos:
Cuadrivalentes, son las actúan para HPV malignos y benignos. Bivalentes que son para los HPV malignos únicamente.
Estas vacunas están formadas por VLP (Virus-Like Particles), una proteína que se fabrica y es muy similar a la proteína del virus. Este VLP, tienen que ver con la proteína L1 del virus y es lo que provoca que aumente la inmunidad de la mujer para rechazar el virus.
La eficacia, la seguridad y la tolerabilidad de ambas vacunas son altas, cercanas al 100 por ciento.
Se estima que si todas las mujeres se vacunaran, en 20 años habría una reducción drástica en el cáncer de cuello de útero que hoy mata a 2.300 mujeres por año en la Argentina.
Gisela Cruz
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